Abrirse paso en el mundo de la escritura no es fácil. Para muchas de las personas que nos gusta escribir, pero que no contamos con una editorial consolidada que te respalde, el trabajo se multiplica. Ya no sólo se trata de pensar una historia y conseguir construirla frase a frase hasta poner un punto final. No sólo implica ese esfuerzo de volver a ella repetidas veces para corregir, pulir y eliminar del texto todo lo que le sobre, para que al igual que hace el escultor, y como decía Chejov, consigamos quitar de la piedra todo aquello que no es un rostro.
No conforme con eso hay que salir y hacer algo con la obra. Desde meterla en concursos literarios que finalmente no ganas, hasta salir a la caza de alguna editorial que se interese por ella. Olvídate de las grandes, pero incluso las pequeñas se convierten en un desafío y necesitas hacer peripecias para llamar su atención. Algunas de ellas te prometen publicar la historia, pero los meses van pasando y, al igual que sucede en La vida nueva de César Aira, uno puede llegar a envejecer en la espera.
Olvidaré aquí el arduo trabajo que supone una edición del libro, cuando una editorial acepta tu manuscrito. Vamos al gran día. Porque cuando tienes suerte, ¡por fin!, tu obra ve la luz, pero el trabajo no ha terminado. Ahora toca ejercer de publicista o social manager para que tu librito llegue a alguien más que a tus amigos. A veces, en las presentaciones presenciales (cuando existían) tienes que ejercer de vendedor. Otras de intermediario entre la editorial y tus amigos. Y con tantas tareas apenas tienes tiempo para seguir escribiendo y conseguir otro texto que te permita volver a repetir todo este proceso.
Así que, si vas a celebrar el día mundial del libro este 23 de abril, no te olvides de los escritores nóveles. Aprovecha esos suculentos descuentos en los olvidados de las letras. Al hacer esto permites que todo este esfuerzo merezca la pena. Y no para que estos autores obtengan algún beneficio económico con ello, jajajaja, me río de eso. No, es para que consigamos lo único que pretendemos al pensar esa idea y poner la primera letra: queremos que nos lean.
R.III
Y una vez hecha esta catarsis, en la que quizá otros se sientan identificados, aquí comparto tres reseñas de Reubicación (pues en el fondo esto no deja de ser una estrategia de marketing):
Reseña de Carlos Miguélez Monroy “Hacia la pesadilla ‘orweliana’ de un escritor mexicano en España” en Espacio-Mex, 4 de febrero de 2020.
Reseña de Rosa Cortés García “Reubicación la novela distópica de Ramón Ortega (tres)” en el blog Viviedo mil vidas.
Reseña de Andrea Zurlo “Reubicación, de Ramón Ortega (tres)” en la revista literaria Letralia: tierra de letras.
Si quieres el libro, y vives en España (a México llega, pero hay que armarse de paciencia), puedes pinchar aquí.
R.III