Escribir una tesis doctoral puede ser una labor solitaria. Son muchas las horas que se invierten leyendo, escribiendo, releyendo, comprobando, corrigiendo… y la compañía, para estos menesteres, sobra. En mi caso, esta soledad no me disgusta en absoluto; he aprendido a convivir con ella y podría decir que la añoro cuando estoy en algún trabajo convencional. Hasta ahora no puedo decir que la tesis me haya pesado en la espalda como la losa que se puso el Pípila cuando quemó la puerta de la Alhóndiga de Granaditas. Si en algún momento se me ha hecho cuesta arriba este proyecto, fue justo cuando otras labores no me permitían adentrarme de lleno en la investigación. Pero gracias a los azares del destino, he podido disfrutar plenamente de estos últimos seis meses de trabajo. Me he convertido en un anacoreta del plano real; porque lo del facebook, skype y demás herramientas virtuales, (¡ah! qué remedio, habrá que admitirlo) me han ayudado a acercar esta morada de ermitaño al amplio mundo virtual. Pero si escribo estas líneas es para hacer un pequeño homenaje a ese ente que me ha acompañado (y sigue haciéndolo) a lo largo de este recorrido: la música. Una especial mención debo hacer a Radio 3 (cuántas no habré hecho ya anteriormente), pues ha sido mi guía por los artistas que ahora mismo voy a repasar.
Inicia así EL TOP TEN DE ORTEGUITA (que conste que es de los últimos seis meses, que si habláramos de mi vida otro gallo cantaría):
El número 10 se lo voy a dar a Casper de Russian Red. He de confesar que, aunque cada vez mueve más masas, la música de Lourdes Hernández nunca excitó esa fibra que traigo de serie en algún lugar recóndito de mi interior y que me hace saber casi en segundos la música que va a permanecer en mi vida. Fueron muchas las recomendaciones que me llegaron en el pasado sugiriendo que escuchara esta agrupación. Así que, para que no se dijera que no lo intenté, hice un repaso por sus dos álbumes sin llegar a encontrar nada reseñable hasta ahora. La canción Casper desde el comienzo arranca con una potencia que armoniza increíblemente con la voz de Lourdes. Pero bastan unos minutos para ver cómo la melodía sigue creciendo en un círculo virtuoso hasta convertirse en una obra coral.
El número 9 se lo lleva una canción que estuvo de moda ya hace tiempo, pero que yo la redescubrí gracias a mi antiguo empleo (sonaba a menudo). Aunque para muchos ya esté trillada, he de admitir que Dance With Somebody de la banda sueca Mando Diao tiene los ingredientes, no para hacerme cantar, sino para hacerme chillar la letra, intentando competir con la desgarrada (que no desgarradora) voz del cantante Blörn Dixgard. Afortunadamente gracias al alto volumen al que suelo escucharla, queda opacado mi exótico talento (lejos de los oídos indiscretos de los vecinos). Este grupo también me motivó a indagar en otras de sus canciones, pero definitivamente no llegué a encontrar algo tan potente como este Dance With Somebody.
El número 8 va a otra banda española, Smile, quienes han tenido con su vídeo de la canción City Girl millones de entradas. Una rola cuya letra, por cierto, no tiene nada que ver con el vídeo. Tiene el típico soniquete pegadizo y, por qué negarlo, cuando la escuchas te pones de buen humor. Sin embargo, la letra va sobre el patetismo y la artificialidad de las apariencias (por cierto, muy bien lograda). Una chica paga un alto precio por querer “walk the cute guy”. Cada vez que aparecía en la radio o en la lista de reproducción una sonrisa se dibujaba en mi rostro.
El número 7 es para una canción poderosa con la que vuelve a la escena WhoMadeWho, «The Morning». El trío danés sacó a la luz este single como adelanto a su próximo disco, Dreams, que saldrá (salió¿?) este marzo de 2014. Para algunos este álbum es considerado la primera ocasión en la que esta agrupación va en serio, y no lo dicen porque ya no quieran aparecer con sus desconcertantes disfraces en sus conciertos, sino porque consideran que será uno de los mejores discos de la escena indi de este año. Habrá de esperar para ver si es cierto.
El número 6 se lo doy a Formaldehyde de Editors. Aunque no piloto muy bien esta banda, la verdad es que esta canción entró en bucle durante horas el día que la conocí. ¿Se le puede echar un mejor piropo a una canción?
El número 5 lo gana Reflektor de Arcade Fire. Para muchos esta canción es densa como un día de niebla, en el que termina por aparecer un rayo de sol por ahí del minuto cinco cuando irrumpe la voz de David Bowie. Sin embargo, para mí esta rola, como el disco en general, es la cúspide del trabajo de estos canadienses. Sus canciones se caracterizan por la épica y el barroquismo (no apto para oídos simples), pero esta ocasión han conseguido traer esa épica a la pista de baile. No cabe duda que Arcade Fire sigue teniendo mucho que aportar. Y sí, cuando entra David Bowie no es posible evitar que la piel se erice y un chute de adrenalina recorra tu sangre.
El número 4 va para Hard and Strong de Alice Russell. No sé cuántas veces habré escuchado esta canción a día de hoy; pero lo asombroso es que todavía no me cansa. Esta cantante de soul inglesa ha conseguido una melodía energética que es potenciada por su agreste voz. Sin embargo, no sólo es la lírica, en este caso la fuerza radica en todo el conjunto musical. Una joya.
El número 3 (he de reconocer que la decisión se complica conforme avanzo en esta lista) se lo doy a Angels & Demons de Rinôcerôse. Este grupo de Montpellier de electro-rock llevaba cuatro años sin salir a la luz desde su último álbum. Ahora sacan este adelanto que hace estremecer mis entrañas; me enloquece; me hace salivar. Sobran las palabras, basta disfrutar de la energía que transmite este vídeo.
El número 2 se lo debería dar a toda la agrupación. Para mí quizá el descubrimiento más satisfactorio de los últimos meses (y años): The sounds. Me acerqué a ellos por la pegajosa y bailable canción: Shake, shake, shake. Pero no es ni de cerca lo mejor de esta banda sueca. Todos sus discos son dinámicos, energéticos, bailables, cantables. Rolas que te llevan por el paroxismo o la catarsis mientras cantas/gritas los sentimientos o estados de ánimo de esas letras sumamente cuidadas. Una banda con un toque juvenil (pese a que los integrantes ya no son unos chavales) que inexorablemente te hace recordar lo fácil que era la vida.
Y por fin hemos llegado al final de la lista. Y aunque esté mal eso de repetir agrupación, lo voy a hacer. No tengo más remedio que cerrar esta lista con la rola de Arcade Fire. Una de esas piezas que sabes que no importa cuántos años pasen, cuántas veces la escuches, cuánto la machaquen en la radio, siempre te acompañará como la primera vez. Esta canción me pertenece y mientras la escucho yo le pertenezco a ella. Y toda esta palabrería (de hecho toda esta entrada del blog) para referirme a Afterlife. Volvemos al tema de la épica de esta banda. Una épica exquisitamente expresada en los grandes temas de sus discos: como Neighborhood 1 (Tunnels) que aparece en Funeral, No cars go del Neon Bible, la grandiosa Sprawl II del The Sububrs y ahora su mayor logro: Afterlife…
*Rola = Canción (mexicanismo).
R.III
7/03/14 at 18:21
Buenísimo. Me gustan estos listados catárticos. A escuchar música. La repetición de Arcade Fire se vale porque son canciones, no agrupaciones. Hace ya algún tiempo hice mi lista de «Diez músicos que debo escuchar, en vivo, antes de morir», luego la platicamos. Un abrazo.
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8/03/14 at 11:44
Muchas gracias Candiani. Sabía de la existencia de tu lista, aunque la verdad es que no sé bien cuáles son las bandas que quieres ver exactamente. Así que encantado de que compartas tu lista cuando puedas. Seguro que en más de una coincidimos.
R.III
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7/11/15 at 12:57
[…] E incluso La música ilumina tu mundo II […]
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25/04/18 at 20:49
[…] Si te ha gustado esta entrada, visita La música ilumina tu mundo II […]
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