Pues aquí seguimos amigos, nosotros y facebook. La hecatombe no aconteció, habrá que esperar mientras el cielo sigue gris…
Entretanto ahí va un pequeño juego dedicado a Ramón Ortega IV
Trabacuento
contemplan tristes no un trigal
sino el cielo encapotado
pensando qué desencapotador
vendrá a desencapotarlo
a lo lejos un ruido
es Pablito clavando un clavito
en la calva de un calvito
y mientras le clavan un clavito
el calvito canta una canción
“r con r cigarro
r con r barril
rápido corren los carros
del ferrocarril…”
¡eh, Pablito! –grita Pepe Pecas
traigo papas pa picar
y se pone Pepe Pecas
a picar la papas
que traía pa Pablito.
y Pablito que no deja de clavar
un clavito en la calva del calvito
r con r ruidito
ruidito que hace un clavito
que distrae a tres tristes tigres
que contemplan
tristes
el cielo encapotado
que nadie viene a desencapotar
Tan tan…
R.III
7/11/11 at 23:52
Un cuento para Ramón Ortega IV; un buen amigo. Eduardo Galeano nos lo presta:
El mundo
Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia,
pudo subir al alto cielo.
A la vuelta contó. Dijo que había contemplado desde
arriba, la vida humana.
Y dijo que somos un mar de fueguitos.
-El mundo es eso -reveló- un montón de gente, un mar
de fueguitos.
Cada persona brilla con luz propia entre todas las
demás.
No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos
chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de
fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego
loco que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos
bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la
vida con tanta pasión que no se puede mirarlos sin parpadear,
y quien se acerca se enciende.
Me gustaMe gusta