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Italo Calvino, «El Barón Rampante»
Dice Paco Ignacio Taibo II que los recuerdos que tiene de su padre en su niñez están acompañados del armónico sonido del tecleo de una máquina de escribir. Recuerda que se metía debajo del escritorio de su papá mientras éste escribía en las noches. Hoy me pregunto cuál será el recuerdo que guardará de mí Ramón IV (mi hijo) cuando crezca. Lo pienso mientras estoy cocinando su comida de mañana. Él se está tomado un yogurt a manera de postre, de una cena que también le he preparado. Tal vez él, cuando sea mayor, pensará en su infancia y por su mente se cruzará la imagen de su padre metido en una cocina de donde provenían distintas clases de olores.
Siempre he querido que Ramón IV se sienta orgulloso de su progenitor; que sus recuerdos de mí sean algo parecidos a los de Taibo II. Sin embargo, por poco que parezca, me encanta la idea de que su memoria se forje de los cuidados que le dio su padre y no de las estúpidas novelas, ensayos y artículos que escribió mientras él jugueteaba por el salón.
4/10/07 at 13:45
>¡Ah, Ramón! Estoy seguro que tu hijo estará orgulloso de su padre, pero aún más, sentirá y siente enorme amor hacia tí.
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